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carlos amador marchant
extramuros83
Escribe Carlos Amador
Marchant
Concordamos que con la llegada de Michelle Bachelet, el consabido aparataje periodístico llenó las gradas de esta nación
denominada Chile, nombre sin acepción definida, y que, incluso, se puede
deletrear “tchili”, tomado de los
indígenas aymaras de esta región, cuya palabra autóctona
significa 'nieve' o 'confín del mundo' (Finis Terrae). Es posible que, con esta
indefinición de significado, nos mantenemos siempre en compás de espera, y
hasta parecemos un país con una pata menos, es decir, un país enfermo desde los
tiempos de la independencia.
Tenemos el “don” del
“monismo”, o sea, nos gusta imitar todo y casi nada lo hacemos con ideas
propias.
Bachelet vuelve a
Chile campante después de haber sido la primera mujer presidente de este largo y angosto territorio, de
un partido que se precia de ser proletario, además de haber tenido un historial
que la dejaba encaramada en la lista de las mujeres históricas por su padre
muerto en dictadura.
Cuando reflexiono en
lo recién expresado, me pregunto precisamente, en cuántos han sido los presidentes
de Chile que han dado sus vidas por esta nación; y me respondo rápidamente que
son contados con los dedos. Están muertos y muchas veces vilipendiados por la
gran masa publicitaria y por los expertos en historia mentirosa. Otros, obviamente, se han “farreado” la
historia.
Hacer un repaso por las calles políticas desde el 90
hasta nuestros días es volver a majaderear. Esto está más que dicho y hasta
cansa.
Lo concreto es que sabemos que la Concertación , para el
común de la gente, significó salir de la dictadura y volver a un país un poco
más civilizado. Lo otro que queda más que claro es que este conglomerado
terminó cansando a la civilidad chilena por no cumplir con las demandas
suplicadas por décadas y décadas. Una gama de “cadáveres” políticos que ya
habían hecho de las suyas en otro tiempo, se las arreglaron para guiar los
cordeles de la llamada Concertación. Por otra parte la gente, por ser leal,
siguió votando por ellos, lanzando, eso sí, al paso del tiempo, una serie de advertencias
de descontentos; votos nulos, votos en blanco, en fin…
Bachelet llegó en el momento en que lo “torcido” pudo
encontrar su ruta original. Tenía buen rostro la mujer, era simpática, era
mujer, y tenía cara de “querer hacer cosas”. En consecuencia, la gente, así
somos los chilenos, creyó en el nuevo cuento y votó por ella. Chile, hasta ese
momento, por lealtad, seguía adormecido. No habían marchas, no existían
protestas masivas. Todo esto, por no desprestigiar a este conglomerado y no
volver “nunca más al poder de la derecha política”.
Sin embargo, ya comenzaban a brotar en las manos de
los chilenos esa comezón de los que
están “hasta la coronilla” con lo mismo de siempre.
Hay una serie de demandas que fueron suplicadas a la
ex presidenta Bachelet en su gobierno y no fueron cumplidas. Éstas ya han sido enumeradas
en repetidas ocasiones por los dirigentes y la ciudadanía, y volverlas a recalcar
es seguir en lo mismo. Pero esto tiene que ver con educación, temas medioambientales,
corrupción en sus filas, el tema del lucro en las universidades, represión a los
pueblos originarios, mala administración en asuntos sensibles como los naturales,
etc, etc, etc, por nombrar algunos.
En el tema de la corrupción en sus filas, hay que subrayar
la gran cantidad de políticos que se lucraron dentro del conglomerado a vista y
paciencia de todos y que hoy por hoy, con cara de inocentes sinvergüenzas, quieren
volver a seguir mamando de la misma leche. Los famosos e insensibles tecnócratas
en los gobiernos regionales, en fin.
Con todas estas atrofias la Concertación , con un
pueblo ya consumido en el cansancio, pone como candidato a la presidencia
(2009) al “flamante” Eduardo Frei Ruiz Tagle, quien además de saber que su
padre fuera asesinado por la dictadura pinochetista, trae de vuelta al asesino
desde Europa sin permitir un juicio mundial al tirano. ¿Los políticos chilenos
son enfermos?..¿creen que todo lo que hacen logra engañar a la gente?..Se equivocan.
Frente a todo este panorama entra a gobernar la
derecha en suelo chileno, aquella derecha acostumbrada al trato patronal, que de
inmediato comienza a echar gente de sus trabajos y a confeccionar un modelo de
gobierno autoritario, prepotente.
Es decir, la gente quiso salir de la Concertación. Estaba asfixiada. Quería un cambio. Por cierto con Sebastián
Piñera nunca lo hubo ni lo habrá, pero se desataron las movilizaciones y las
demandas. Muchos pagaron injustamente la llegada de este magnate chileno,
perdiendo sus trabajos, viviendo estos cuatro años en la más absoluta cesantía,
y esto da la visión a que la gente no querrá más volver a compartir con la
derecha. Pero el cuento es otro:..¿querrá a Bachelet? ¿La querrá así por su rostro bonito, por su
sonrisa limpia, por ser la mujer salvadora entre comillas?..Yo no creo esto.
Más bien creo que la gente ha aprendido bastante del
sufrimiento. Y si la gente se inclina por ella de nuevo, con los antecedentes
que nos dejó en su mandato pasado, estoy seguro que antes de votar masivamente
por ella, seguramente le pedirá un compromiso firmado con demandas concretas, “FIRMADO”
de su puño y letra, de lo contrario no habrá votos y se buscará otra
alternativa de gobierno. Así lo veo. Porque la ciudadanía ha cambiado y no
quiere más gatos por liebre.
Aún hay tiempo. Y en política nadie sabe lo que puede
suceder.
extramuros83